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Sevilla, 03/12/2010. Los científicos involucrados -entre los que también figuran investigadores de la Universidad de Málaga- basaron sus estudios en la cutina, componente principal de la epidermis de la piel del tomate. De este biopoliéster, cuya función es mantener los niveles de agua en el interior celular, resulta un “producto biocompatible, biodegradable y no tóxico que la naturaleza emplea como capa protectora de frutos y hojas y, por tanto, es susceptible de ser adaptado artificialmente y empleado como material comercial para el envasado de alimentos”, según José Jesús Benítez Jiménez, científico titular del ICMS.

De acuerdo con el Dr. Benítez, sería necesario someter la piel manipulada en medio alcalino a determinadas condiciones físico-químicas para obtener un plástico que se adapte a las necesidades marcadas por un material destinado a preservar alimentos comercialmente.

En la actualidad, el grupo de Benítez trabaja ejecutando pruebas mecánicas, de resistencia, elasticidad, transparencia y opacidad para optimizar la eficacia de la cutina, trabajos todos enmarcados en el proyecto de excelencia Biomimética de materiales. Síntesis de biopoliésteres tipo cutina y sus aplicaciones tecnológicas y farmacológicas de la Junta de Andalucía.

Lea la entrevista con el Dr. José Jesús Benítez

Así lo recogió National Geographic



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